Conoce las experiencias más terroríficas que vivieron personas reales cuando compraron su casa.
Te presentamos el cuarto post de nuestra serie de historias con las experiencias de miedo que vivieron nuestros amigos de Honest Home cuando compraron su casa.
Queremos que las aproveches para que evites estos errores cuando empieces el proceso para comprar tu casa.
En esta serie hemos hecho otras publicaciones, aquí puedes leer la primera, la segunda y la tercera.
Las experiencias son totalmente reales y verídicas, pero cambiamos los nombres de nuestros amigos.
¡Conoce sus historias!
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El crédito hipotecario más doloroso.
No hemos conocido un calvario más doloroso como el que vivió Jerónimo cuando compró su departamento.
Cuando lo entrevistamos en Honest Home para conocer su experiencia básicamente nos decía: “espero nunca volver a vivir esto, ojalá nadie pase por lo que pasé yo”.
Esta es su historia.
Jerónimo está casado con Vero y tienen dos hijos pequeños.
Vivían en una casa que le rentaban a la mamá de Jerónimo, la renta era simbólica porque básicamente solo se ocupaban de los gastos del hogar, así que podían ahorrar sin problema.
Ellos sabían que habitaban esa casa de manera temporal, estaban convencidos que tarde o temprano iban a poder comprar una casa o un departamento más amplio, con mejor ubicación.
Cuando Jerónimo cambió de trabajo sabía que era el momento adecuado de buscar casa y pedir un crédito hipotecario, de formar su patrimonio familiar.
Algo que debería ser un momento de felicidad absoluta se convirtió rápidamente en uno de los procesos más dolorosos y extenuantes por los que había pasado.
Lo primero que hicieron fue buscar un departamento para tener una idea de los precios, buscaron en algunas zonas que les interesaban y no fue tan complicado encontrar opciones.
Algunas eran preventas, pero no importaba, no querían apresurarse y podían ahorrar un poco más para el enganche.
Pensaron que podían dar un apartado y después solicitar el crédito conforme se acercara la fecha de entrega.
Hicieron cálculos y creyeron que lo mejor era ir buscando cuál crédito hipotecario les convenía.
“La verdad es que yo siempre tuve en mente el banco del que he sido cliente, sinceramente no pensé en otra opción, además ya me lo habían ofrecido antes así que no dudé en hacer la solicitud.”
El trámite fue relativamente normal, tuvo que llenar varias veces la solicitud, enviar documentos por correo, tramitar sus cartas de comprobación laboral… Fue algo complicado, pero valdría la pena.
El calculaba que los tiempos iban a salir bien, el crédito se iba a autorizar justo en el momento en el que su departamento se terminara y cerraría el trato sin problemas.
En menos de un mes cambió todo.
El desarrollo le informó que no podía entregar a tiempo, el banco ya había hecho el avalúo y le había comentado que tenía una vigencia para ejercer el crédito.
No pudo cerrar el trato, el departamento no estaba listo y perdió la vigencia del crédito.
Tuvo que iniciar una nueva solicitud con el mismo banco, no podría cambiar tanto, al fin ya le habían autorizado su primer crédito.
Cuando el banco le comunicó que no podrían autorizar el mismo monto empezó a preocuparse.
El desarrollo empezaba a presionar, necesitaban entregar ya el departamento y Jerónimo aún no tenía el crédito.
Buscó en otro banco, esta vez en el que le recomendaron en el desarrollo ya cualquier cosa sería bueno, se ayudó de un broker y tuvo que hacer todo el proceso de nuevo: llenar solicitudes, enviar correos, pedir cartas.
El desarrollo presionaba, Jerónimo hablaba al broker para ver el estado de su solicitud, el broker le decía que iba a llamar al ejecutivo bancario, y así pasaban todos los días.
La aprobación del nuevo crédito tardó un mes más.
Y pasó que no se había dado cuenta que tenía que pagar más cosas, faltaban la comisión de apertura y los gastos notariales.
Llegó a comentarle a Vero:
“Ya mejor dejemos esto en paz, ya me cansé, ya llevamos seis meses y ni el departamento ni el trámite completo, además ¡de dónde vamos a sacar lo de las escrituras, no sabía que fueran tan caras!”
Tuvieron que vender su coche. No había manera de cubrir esos costos.
Cuando se mudaron a su nuevo hogar el trago fue menos amargo.
Hay mucho que aprender de la historia de Jerónimo:
- No te apresures, comprar una vivienda es una decisión importante pero no tiene que ser difícil.
- Siempre trata de tener una idea del precio que mejor se ajusta a tu situación económica y a partir de ahí simula, simula y simula.
- Nunca te quedes con una opción, compara siempre entre los principales bancos.
- Conoce con anticipación los costos de cierre de un crédito, las comisiones y el pago de las escrituras.
Siempre habrá finales felices si te informas.
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